Innovena Día 3
Día tercero
Acción día 3
Innovena Día 2
Día segundo
Acción día 2
Innovena Día 1
Día primero
Acción día 1
¿Agregar valor? Mmm… hay una ruta mejor…
Incrementar el valor de mi producto para vender más.
Encontrar formas de agregar valor a un producto es una de las acciones recomendadas por muchos expertos para asegurar más ventas o más fidelidad de los clientes. Pero no siempre es una forma eficiente para lograr estos resultados. Como el título dice, hay una ruta mejor. Esa ruta mejor es incrementar valor.
Y acaso ¿No es lo mismo?
No necesariamente. Veamos.
Cuando se habla de “agregar“ valor a los productos, en muchos casos estamos hablando de ofrecer más cosas al cliente. Probablemente nos referimos a alguna de estas acciones:
- Agregar más funciones o beneficios.
- Regalar algo extra (quizá un servicio adicional)
- Dar más por menos (quizá ofrecer combos que salgan más económicos al cliente)
Pero estas acciones tienen un problema intrínseco: normalmente están asociadas con mayor gasto de recursos.
¡Claro que podemos entregar un teléfono con mayor memoria! Pero eso cuesta (dinero).
¡Claro que podemos abrir personalmente la puerta de nuestro restaurante y saludar a cada cliente! Pero eso cuesta (tiempo).
¡Claro que podemos diseñar una etiqueta personalizada para agregar a cada producto! Pero eso cuesta (dinero y tiempo).
De manera que cuando se habla de agregar valor, suele significar: hagamos un producto más robusto, más sofisticado o con más funciones (lo que no necesariamente significa más funcional), o regalemos cosas extra por el mismo precio.
Es claro que esta ruta hace más atractivo un producto. Pero suele ir en contra del negocio, ya sea porque aumenta los costos, o porque hace el producto más difícil de vender al aumentar su precio.
Y lo paradójico es que, muchas veces, al agregar valor a un producto, se lo disminuimos.
¿Cómo es esto posible?
Imagine que yo vendo hamburguesas. Y que para diferenciarme en el mercado, decido que voy a incluir un postre con cada hamburguesa que vendo. He aumentado el valor de mi oferta a ojos del cliente ¿Cierto? Ahora no solo recibe la misma hamburguesa de antes sino que recibe algo adicional. En este sentido, el cliente debe estar feliz.
Pero… ¿Qué pasa con la imagen que el cliente tiene de mi producto? Es posible que, en la mente del cliente, un hamburguesa que necesita de un regalo para poderse vender, no sea una hamburguesa de primer nivel. Es bastante probable que, a pesar de ser un gran producto, nuestra hamburguesa sea ahora percibida como un producto promedio.
Puede ser interesante: Inteligencia creativa
¿Hay alguna alternativa para aumentar el valor de un producto sin “agregarle” cosas?
Si. Justamente de eso hablamos hoy.
Podemos llamar a esa alternativa: INCREMENTAR VALOR.
¿Qué quiere decir?
Quiere decir que podemos dar una mirada diferente al producto y re-posicionarlo.
¿Cómo se hace esto? Veamos dos rutas…
En la primera ruta lo que hacemos es comenzar por “re-conocer” nuestro producto. Esto quiere decir hacernos preguntas sobre la naturaleza de nuestro producto y lo que realmente el cliente busca al comprarlo. Son preguntas como:
¿Qué es lo que el cliente compra cuando compra un traje además de poder vestirse?
¿Qué es lo que el cliente compra cuando compra una hamburguesa además de quitarse el hambre?
¿Qué es lo que el cliente compra cuando compra un plan turístico además de poder viajar?
Estas preguntas pueden parecer obvias pero tienen su truco. Cuando una persona compra un traje es obvio que compra algo para vestirse. Pero, como todos ustedes saben, nadie compra simplemente algo para vestirse. También compra algo que le haga sentirse bien consigo mismo, que realce su auto-estima, que disimule una que otra imperfección en su figura, que resalte aquellos aspectos positivos, que le haga sentir cómodo, pero también que le haga sentir importante, o atractivo, o interesante, o exitoso, o fuerte o…
A medida que profundizamos en las razones por las que un cliente compra nuestro producto, aparecen una nuevas y muy interesantes rutas para agregar valor. En vez de regalar una cartera con cada traje que compren, quizá debo regalar un poco más de “belleza”, “fortaleza”, “seguridad”, “éxito”, “aceptación” o cualquier otro de los componentes o atributos “escondidos” de nuestro producto.
Este camino incrementa el VALOR real, ya que al no ser una adición externa (como en el caso del postro que regalamos con nuestra hamburguesa), hace intrínsecamente más valioso el producto.
La tarea que usted, querido lector, tiene ahora es:
Piense en su producto actual. Piense en todo aquello que el cliente realmente compra cuando lo compra. Esto le permitirá identificar los atributos o componentes “escondidos” del producto.
Acto seguido, hágase preguntas del estilo:
¿Cómo podría duplicar la cantidad de “Componente escondido No. 1” en mi producto? (Repita la pregunta para cada uno de los otros componentes escondidos)
Con este corto proceso, puede descubrir formas de incrementar el valor del producto sin agregar costos ni afectar la imagen del mismo.
Experimentos interesantes de laboratorio han demostrado que las personas perciben el sabor de una comida dependiendo de:
– El momento en que la comen
– El precio que creen que costó
– El lugar en el que la comen
– La presentación del plato
Entre otras muchas variables.
¿Esto es posible? ¿Es posible que el sabor de algo mejore si creemos que costó más dinero? ¿Si estamos en un estado de ánimo óptimo? ¿Si los expertos lo recomiendan?
Si. Es posible. Y es muy frecuente
La pregunta que se nos debería ocurrir es:
¿Este efecto puede ser utilizado a nuestro favor a la hora de incrementar el valor percibido de nuestro producto? ¿Podemos hacer que el cliente disfrute más nuestro producto y darle razones para sentirse orgulloso de haberlo comprado cambiando aspectos “accesorios”?
El poder de esta estrategia se entiende cuando recordamos que el valor es algo subjetivo. Cualquier producto que vendemos tiene un valor distinto para cada uno de los clientes (o posibles clientes). ¿Y de qué depende ese valor? Una buena parte depende de los atributos “duros” del producto: sus prestaciones, sus funciones, sus capacidades, sus beneficios. Pero otra parte importante depende de una valoración subjetiva que hacemos del mismo: las emociones que me produce la interfaz, la valoración de otros, el escenario que rodea la entrega y el uso, etc.
Es en este frente donde hay increíbles posibilidades para incrementar el valor percibido del producto. Las preguntas que nos pueden hacer encontrar rutas para este incremento son de este estilo:
¿Qué “trucos” puedo usar para que el cliente sienta que mi producto es algo increíble?
¿Cómo puedo hacer que mi producto valga el doble sin agregarle nada?
¿Cómo puedo hacer que mi cliente compre mi producto por “amor” y no por necesidad?
La tarea que le queda, querido lector, es hacer una sesión de ideación usando alguna o todas las preguntas anteriores u otras similares que se le ocurran.
Puede ser interesante: 5 errores comunes al hacer una sesión de ideación.
De esta sesión de ideación podrían salir formas innovadoras para incrementar el valor del producto. Formas que usted no ha previsto y que, probablemente, costarán muy poco. O nada.
Guillermo Solano
Director de Centro de innovación (www.centrodeinnovacion.com) y creador de la metodología WakeUpBrain para acelerar procesos de innovación usando juegos. Ha diseñado varios juegos comerciales y escribe en su blog www.jugarparainnovar.com
Si desea inscribirse en la “Gamipedia”, la publicación periódica con trucos para aplicar la gamificación en las empresas, por favor registre sus datos aquí :
Inteligencia creativa
¿Por qué para algunas personas es tan fácil pensar de manera original y creativa cuando para otros resulta difícil y hasta molesto?
Actualmente a la mayoría de las personas les parece difícil generar ideas originales que la organización, su jefe y equipo esperan a la hora de solucionar un desafío, abordar cambios, crear nuevos productos o hacer su labor de manera más eficiente. He escuchado decir a las personas frases como: “A mí no se me ocurre nada creativo”, “mis ideas siempre son las mismas”, “no sé cómo salirme de la caja” o “yo soy muy cuadriculado”.
He conocido muchas personas, equipos de trabajo en organizaciones grandes, pequeñas, públicas y privadas, he trabajado con emprendedores y en estas experiencias haciendo innovación y usando el pensamiento creativo, he observado diferentes estilos de pensamiento y la facilidad o dificultad con la que las personas abordan una situación, problema o reto.
Durante la experiencia de hacer sesiones de ideación, crear procesos de innovación y generar ideas geniales me ha surgido la pregunta:
¿Por qué para algunas personas es tan fácil pensar de manera original y creativa cuando para otros resulta difícil y hasta molesto?
La inteligencia creatividad es aquella capacidad cognitiva usada para resolver de manera diferente las situaciones, problemas, retos o para la creación de nuevas cosas, es decir, que recurrimos a la creatividad cuando la solución a algo no está en el repertorio comportamental o en la memoria y por tanto se debe recurrir a nuevas fórmulas. La capacidad creativa recurre a la imaginación, a la anticipación para prever la solución y sus posibles consecuencias o impacto.
Contrario, antagónico al pensamiento creativo, encontramos el pensamiento lógico que por años ha sido el centro de la educación tradicional, con este estilo se sigue fórmulas y patrones ya conocidos, como ya son conocidos tenemos la tendencia a repetirlos, porque nuestro cerebro se siente seguro, no hay riesgo de ningún tipo y no gasta más energía de la necesaria. Sin embargo, los nuevos retos del mundo contemporáneo requieren soluciones originales e impactantes, que incluyan también componentes emocionales. Las organizaciones ya no contratan solo por hacer las cosas bien, ahora les interesa que las hagamos diferentes.
¿Cómo podemos pensar creativamente? ¿En qué condiciones se es creativo y qué procesos mentales hacen surgir la creatividad?
Algunas variables que he observado y he leído que hacen que una persona despierte su estilo creativo más que otras personas son:
- El conocimiento que se tiene de la situación que se quiere resolver, debe ser exhaustivo y se debe tener la capacidad de usarlo de manera flexible. La atención es un proceso cognitivo básico para mantener a la persona centrada, con un foco en un mismo tema para obtener mayor conocimiento y experiencia.
- Romper patrones, es decir auto-instruirnos para darnos la oportunidad de volver a pensar, quizá de irnos a los extremos e imaginarnos que podría pasar si lo hacemos diferente. Romper normas y hábitos, alejarnos de lo convencional para guiar nuestros pensamientos por circuitos neuronales diferentes. He conocido personas que a mi parecer son altamente creativas y siempre se están preguntando como modificar, genializar el modelo que construyeron hace 3 meses. No se cansan de reinventar, de experimentar con nuevas ideas, de jugar y darse la oportunidad de probar nuevas cosas.
- Predisposición para asumir riesgos, esta es la capacidad para moverse cómodamente en situaciones de ambigüedad, asumen los riesgos como desafíos y les apasiona resolverlos así no tengan tan claro el impacto de su idea, les encanta ver los resultados y aprender de ellos.
- Son exploradores, se aburren rápidamente de lo mismo, quieren vivir nuevas experiencias, descubrir nuevos caminos, se proponen nuevos retos. Tienen amplitud de intereses y la curiosidad es la zanahoria que los moviliza.
- La imaginación, las personas muy creativas son capaces de vivir muchas experiencias y con intensidad. Visualización historias plausibles, futuras, que quieren hacer realidad, sin limitaciones, ni censuras. La imaginación es el laboratorio de sus ideas.
- Flexibilidad de pensamiento, las personas creativas tienen la habilidad de solucionar desafíos desde diferentes perspectivas, desde distintas áreas del conocimiento, esta flexibilidad hace que las personas generen ideas originales, se adapten fácilmente a diversas situaciones, contextos o ideas y aumenten la posibilidad de acierto.
Te puede interesar Liderar la creatividad en época de crisis.
Y…¿Qué pasa en el cerebro de las personas que no se sienten tan creativas?
A las personas que no se sienten tan creativas, les suele suceder que invalidan sus ideas, que las juzgan y prefieren callar por que las consideran poco originales, no se dan la oportunidad de expresar lo que piensan, pueden ser muy exigentes y considerar que deben crear algo mejor.
Es posible que las personas que se sienten poco creativas estén solucionando un problema aburrido, un problema que no les apasiona y del que posiblemente saben poco. O estén preocupados por el riesgo que pueden correr si sus proyectos no salen como se esperan y sienten temor o estrés. Una situación así puede hacer muy difícil la labor de pensar de creativamente.
Realizar cambios en nuestras practicas habituales, en nuestras costumbres, en la forma en que hacemos siempre las cosas, sea en casa, en nuestra oficina, nos ayuda a ser mucho más libres, fomenta la reflexión, promueve nuestra autoestima, nuestra actitud exploradora, y facilita la transformación hacia un estilo más creativo.
En el próximo artículo profundizaré en el cerebro creativo…
Paola Angel
Psicóloga especialista en gerencia en gestión humana y desarrollo organizacional. Coordinadora y consultora metodológica reconocida internacionalmente por sus aportes al desarrollo de la cultura de innovación en las organizaciones.
Dirige “cerebros”, institución que ha promovido el diseño de juegos que refuerzan las capacidades del cerebro. Autora del libro «Gimnasio cerebral».
Si desea inscribirse en la “Gamipedia”, la publicación periódica con trucos para aplicar la gamificación en las empresas, por favor registre sus datos aquí :
Los paradigmas y la innovación
«¡Que le corten la cabeza!»
En la magnífica novela de fantasía Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, la Reina de corazones es un personaje que se ofende con mucha facilidad y cuando alguien la desobedece, pronuncia su conocida sentencia “¡Que le corten la cabeza!”.
Recuerdo la historia de una joven que tenía por costumbre cortar la cabeza del pescado que iba a freír en la sartén. No importaba si el pescado era grande o pequeño, a todos les cortaba la cabeza. Un día la joven le pregunta a su madre ¿Por qué siempre hemos cortado la cabeza de los pescados? La madre, quien le había enseñado esta práctica, nunca se lo había cuestionado y respondió “Lo aprendí de la abuela”.
Madre e hija un tanto curiosas por saber el origen de esta práctica, deciden preguntarle a la abuela. Con tono sereno ella responde “Hubo una época bastante pobre para nosotros, en casa sólo teníamos una pequeña sartén que usábamos para todo. El abuelo traía pescados que eran más grandes que la sartén y les cortaba la cabeza para que fuera más fácil prepararlos”. Sin embargo, ahora que lo pienso “Aun cuando pudimos comprar sartenes más grandes, seguimos con la costumbre de cortar la cabeza de los pescados”, afirmó la abuela.
Con similitud en nuestras vidas, cada uno de nosotros ha aprendido formas de hacer las cosas y de actuar frente a diversas situaciones. Son compartimientos aprendidos o heredados que incorporamos y con la repetición se convierten en hábitos y costumbres que se reflejan en nuestra forma de pensar, sentir y hacer las cosas.
Un paradigma:
Es un modelo, patrón o ejemplo que debe seguirse en determinada situación y que nosotros aceptamos sin ser cuestionado. Por tal motivo, se puede convertir en una regla intocable que nos limita a la hora de enfrentar el cambio o innovar y sin darnos cuenta caemos en la trampa de transitar por caminos y soluciones familiares. Podríamos afirmar que, ante esta situación, nuestra mente es un tanto perezosa porque tiende a escoger las rutas conocidas y se resiste a explorar nuevos caminos.
La mayor parte del tiempo y sin que seamos plenamente conscientes, nuestra mente va a tratar de convencernos de dejar las cosas como están. Nuevamente prevalece la resistencia al cambio. Además, nos limitamos pensando que, sí ha existido algo que ha funcionado, será difícil cambiar el patrón y optamos por lo que parece más cercano, familiar o ya conocido.
Te puede interesar la inteligencia creativa y Aristoteles y la innovación.
Lo interesante acerca de esto, es que podemos usar un paradigma como posible fuente para la identificación de oportunidades de innovación. Es decir, podemos tomar como punto de partida un paradigma o creencia sobre el cual se basa una empresa (e incluso una persona), para retarlo y generar soluciones inesperadas.
El quid del asunto está en que podemos recurrir a la Reina de corazones, como una poderosa e interna voz que nos impulse a cortar con paradigmas o hábitos que durante mucho tiempo han limitado nuestro crecimiento, animándonos a cuestionarnos y proclamando enérgicamente como sentencia “¡Que le corten el paradigma!”.
La exploración de los paradigmas como estrategia para identificar oportunidades de innovación inicia con un breve listado, a manera de diagnóstico, de todos los factores o supuestos sobre los que funciona la empresa, los competidores e incluso el sector. Se trata momento de análisis clave para preguntar, indagar y revisar cuidadosamente hasta descubrir a qué cortarle la cabeza.
Incluso si estamos proponiendo o generando ideas, también podemos usar los paradigmas como un criterio de evaluación para la selección de ideas. Se trata de un filtro que puede aplicarse, planteando una sencilla pero potente pregunta: ¿Cuál es el paradigma que estamos retando con esta idea? Es muy probable que usted descubra que, aunque le guste una idea, ésta no es lo suficientemente potente o atractiva, pero ¿Por qué? ¡Porque en esencia, la idea no desafía, no reta, ni cuestiona un paradigma, un hábito o creencia!
Las oportunidades de innovación no se encuentran en las ideas, subyacen en el paradigma o creencia que se retan a través de ellas. Es un ejercicio que podemos repetir y repetir hasta forzar la mente a encontrar ideas que estén por fuera de las limitaciones de nuestro pensamiento.
De modo, que podríamos adoptar a la reina de corazones como la guía para retar paradigmas y no dejar que los programas mentales o creencias que le hacen valorar lo que ya ha funcionado, se ejecuten sin antes haber identificado un paradigma al cual cortarle la cabeza. ¡Larga vida a la reina!
Nelson Mora
Experto en innovación y emprendimiento
Diseñador Gráfico de la Universidad Nacional, especialista en Mercadeo Estratégico del CESA. Master en Gestión de la Innovación de la Universidad de Barcelona. Experiencia en metodologías de Design Thinking, Lean Launch Pad y programas orientados a la gestión, formación y promoción de la cultura del emprendimiento y la innovación.
Si desea inscribirse en la “Gamipedia”, la publicación periódica con trucos para aplicar la gamificación en las empresas, por favor registre sus datos aquí :
Registrando los datos se autoriza el envío de contenidos relacionados con Gamificación e Innovación.
Neuroliderazgo como herramienta para la innovación
El liderazgo es una habilidad de la que mucho se habla, líderes empresariales, políticos y sociales han influido profundamente en las mentes de multitudes y han logrado cambiar el mundo. El liderazgo es un concepto teórico muy estudiado desde diferentes perspectivas administrativas y psicológicas, que se basan fundamentalmente en la capacidad que tienen algunas personas para ver la realidad desde sus ojos y guiar a otros en el camino con la misión más importante de hacer cumplir los objetivos estratégicos, los objetivos sociales o políticos de su interés.
Haciendo una lectura sobre liderazgo encontré una apreciación que llamó mi atención. Un aporte sumamente interesante de John Kotter, quien habla de una diferencia clara entre liderazgo y dirección. Para él, la dirección se ocupa de hacer frente a la complejidad. Y el liderazgo, por el contrario, se ocupa del cambio. Una de las razones por las que el liderazgo ha adquirido importancia en los últimos años es que el mundo empresarial es cada vez más competitivo y volátil. Cuantos más cambios del contexto y del mercado, más liderazgo se necesita. Los cambios generan ansiedad en las personas, frustración, incertidumbre, despiertan los temores, interfieren de manera positiva o negativa en la motivación. Un líder puede ayudar a su equipo de trabajo a adaptarse a estas nuevas realidades y a afrontar de manera cotidiana los cambios imprevistos, pero ¿cómo puede hacerlo? Una alternativa puede ser esta tendencia del neuroliderazgo, una teoría nueva e interesante que nace a partir de los avances de las neurociencias aplicadas al mundo del management.
El neuroliderazgo afirma que el conocimiento del cerebro permite gestionar a los equipos de trabajo de manera eficiente logrando más empatía por parte de los líderes hacia sus colaboradores, mejor comunicación, cohesión, promueve acciones deseables, y contribuye al aprendizaje de los equipos.
Una aplicación práctica del neuroliderazgo como herramienta de innovación, puede ser por ejemplo, que el líder comprenda lo que sucede en los cerebros de las personas frente a los cambios. Si hablamos de la crisis pandémica mundial que estamos viviendo, un líder posiblemente necesite a su equipo para enfrentar con éxito la crisis, al usar habilidades de neuroliderazgo será mucho más empático, asertivo y podrá dirigir mejor a su equipo. Debe saber que lo nuevo para el cerebro puede ser atractivo, pero también genera respuestas de alarma si lo que se percibe es muy diferente a lo que ya se conoce. Lo conocido genera certeza y es garantía de supervivencia, mientras que lo nuevo o desconocido genera sensación de riesgo, de peligro. Ante la situación desconocida el cerebro reacciona de manera emocional, es lo que los expertos llaman reacción de camino corto, este es un análisis rápido, ante un estímulo en particular que despierta el sistema de alerta para garantizar la supervivencia inmediata, lo que se genera como respuesta es el rechazo o posible acercamiento ( si es percibido como placentero) al estímulo. Esta reacción rápida se realiza entre el tálamo y la amígdala (Cerebro emocional). Al conocer cómo funcionan los seres humanos ante un estímulo, un líder puede crear estrategias para garantizar que el equipo afronte la situación de manera más positiva, podrá favorecer la percepción del equipo de trabajo y evitar el rechazo haciendo notar que la supervivencia de las personas no está en juego.
Imagine que un líder comunica a sus colaboradores que la pandemia va a acabar con la empresa, que no están listos y que quizá deberán recortar personal, ¡la reacción de los cerebros de sus empleados probablemente será de agresión, bloqueo o de huída!
Te puede interesar Inteligencia creativa y Liderar la creatividad en época de crisis.
Luego de recibir un estímulo, de ser evaluado por el camino corto, el cerebro toma conciencia y continúa evaluando los demás estímulos que entran por los canales sensoriales. A través de la vía tálamo – corteza va haciendo una evaluación más compleja y completa llamada camino largo. Este es un análisis que hace el cerebro segundos después para evaluar y confrontar la información recibida, con experiencias pasadas, por supuesto se hace un recorrido neuronal más extenso y utiliza mayor información guardada en la memoria para evaluar el estímulo. Entonces la corteza prefrontal es informada de los resultados del análisis y ésta frena la activación del camino corto y de sus respuestas de correr o luchar si no son necesarias. Siguiendo con nuestro ejemplo, es posible que un líder inicie su reunión de planeación diciendo a su equipo de trabajo algo como esto:
– Líder: “Equipo, todos sabemos que la situación que estamos viviendo no es fácil”.
– Cerebros de colaboradores: Reacción emocional (camino corto), miedo, incertidumbre.
– Líder: “Sin embargo, por difícil que parezca yo creo que es una excelente oportunidad para reinventarnos. Los conozco a cada uno de ustedes y sé que son muy capaces de crear, de buscar soluciones para abordar esta crisis que se nos viene. Hemos estado en situaciones difíciles con anterioridad y hemos salido de ellas con…”
– Cerebros de los colaboradores: Análisis más profundo (camino largo), recurren a recuerdos de experiencias pasadas, conexiones posiblemente de eficiencia, de placer.
Los cerebros del equipo de trabajo, hacen un análisis, una reflexión, a medida que el líder habla, los colaboradores toman conciencia, si el líder usa expresiones que no atentan contra la supervivencia del equipo, que les remite recuerdos de experiencias difíciles que han superado en el pasado, es muy posible que el equipo responda de manera más adecuada para la situación y se logre la sinergia que el líder necesita para salir del problema de manera exitosa.
Sin embargo, la información impartida por el líder es recibida de manera diferente por cada persona del equipo de trabajo, pues todos tenemos cerebros diferentes e historias de vida distintas. Es posible que un colaborador de este equipo, haya experimentado frustración, dolor o una pérdida, en una crisis pasada. Y otra persona diferente, por el contrario, haya activado zonas de placer en el cerebro al haber vivido la misma experiencia. En neurología se llaman los circuitos del placer y del dolor, aquella información que queda almacenada después de vivir una experiencia y se evoca ante estímulos parecidos o condicionados. Conocer estas realidades permite a los líderes ser mucho más empáticos, mejorar las relaciones humanas y crear estrategias de comunicación que promuevan el bienestar y la eficiencia de los equipos de trabajo.
En el próximo artículo continuaré hablando de neuroliderazgo y lo que sucede en nuestros cerebros cuando el líder nos pide que generemos ideas de solución. ¿Por qué para algunos es tan fácil dar buenas ideas de solución y hasta divertidas, y para otros es tan difícil?
Inspirada: Curso de Neurociencias y Liderazgo “Neuroliderazgo” / Asociación Educar
Paola Angel
Psicóloga especialista en gerencia en gestión humana y desarrollo organizacional. Coordinadora y consultora metodológica reconocida internacionalmente por sus aportes al desarrollo de la cultura de innovación en las organizaciones.
Dirige “cerebros”, institución que ha promovido el diseño de juegos que refuerzan las capacidades del cerebro. Autora del libro «Gimnasio cerebral».
Si desea inscribirse en la “Gamipedia”, la publicación periódica con trucos para aplicar la gamificación en las empresas, por favor registre sus datos aquí :
Boxotyping – Una forma nueva de prototipar
¿Qué es prototipar?
Es llevar una idea de la cabeza del ideador a la mesa de trabajo para poder entenderla mejor y determinar si vale la pena seguir con ella o no. Es el primer paso para que una idea deje de ser algo etéreo y se convierta en una solución real.
Se prototipa cuando se hace un dibujo en un papel (por ejemplo la famosa servilleta) para tratar de que la otra persona entienda el concepto.
Se prototipa cuando se pasa a la acción y se trata de ejecutar la idea, al menos en una versión precaria, con los elementos que tenemos a la mano.
Se prototipa cuando hace un experimento cambiando algunos ingredientes o el orden en el que se agregan…
En la vida hemos utilizado el prototipaje muchas veces. Incluso sin ser conscientes de ello.
Sin embargo, en las organizaciones el prototipaje no siempre es bien visto. Puede parecer simple desorden o falta de planeación. No se ve muy profesional que alguien esté haciendo experimentos y desperdiciando insumos solo por ver si una idea loca funciona o no.
Afortunadamente, el proceso de prototipaje ha tomado formas muy estructuradas. En otra palabras, se puede experimentar con las ideas sin que parezcan palos de ciego.
¿Y las cajas qué tienen que ver?
Uno de los desafíos de la práctica del protipaje es hacerlo de manera óptima.
¿Qué quiere decir esto?
Quiere decir hacer los experimentos requeridos y no más que los requeridos. Y hacerlos de forma que nos provean la información que necesitamos para ver si la idea cumple lo que, al menos en el papel, promete cumplir.
¿Y una caja nos puede ayudar a eso?
Si. El Boxotyping como una forma nueva de prototipar utiliza las maravillosas cajas desocupadas, esas mismas con las que pasábamos horas de juego siendo niños, para ayudar a visualizar una idea y, de paso, planear los experimentos que nos permitan validarla
¿Cómo funciona el Boxotyping?
El Boxotyping divide el “trabajo” en tres momentos:
- El exterior de la caja.
- El interior de la caja.
- Los Boxo-juegos de prototipaje
El exterior permite mostrar el concepto, “vender” la idea. Ayuda a definir el mercado al que se dirige y los principales atributos y beneficios.
El interior permite identificar las hipótesis que hay detrás de cada uno de los beneficios que la idea promete y los experimentos que tendremos que hacer para ver si esas hipótesis se cumplen o no.
Una vez la caja tiene los elementos externos e internos, el equipo de innovación puede realizar “juegos” que le permitan examinar posibles variantes de la idea y que le ayuden a definir caminos óptimos para validar las hipótesis.
El resultado es un ejercicio que consigue:
- Mejorar el concepto original de la idea de manera rápida, poderosa y consensuada.
- Organizar el trabajo posterior de prototipaje avanzado y validación de hipótesis.
- Definir prioridades en la lista de atributos.
¿Sirve para prototipar servicios?
El Boxotyping puede ser utilizado en proceso de prototipaje tando de conceptos tangibles (por ejemplo un nuevo producto), como intangibles (un servicio o un nuevo proceso interno). Los principios que lo soportan y los pasos del proceso son iguales en cada caso.
¡A Boxotipar!
El Boxotyping se convierte así en una herramienta poderosa dentro de un proceso de innovación. Si está interesado en ver detalles sobre cómo dirigir una sesión de Boxotyping y obtener los planos internos y externos de la caja, le recomiendo el e-book Boxotyping.
Guillermo Solano
Director de Centro de innovación (www.centrodeinnovacion.com) y creador de la metodología WakeUpBrain para acelerar procesos de innovación usando juegos. Ha diseñado varios juegos comerciales y escribe en su blog www.jugarparainnovar.com
Descarga el ebook en el que encontrarás:
– Cómo facilitar una sesión de Boxotyping.
– Planos internos y externos de una caja para Boxotipar.
– 2 Juegos para hacer con un Boxotipo que le permitirán hacer más poderoso el producto.