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Día quinto

Consideraciones para el quinto día:
Hay dos momentos para la creatividad:
Momento de la genialidad: Cuando se nos ocurre una ideas para solucionar el problema
Momento de la verdad: Cuándo generamos ideas para ejecutar esa solución que se nos ocurrió en el momento de genialidad.
Vemos dos ejemplos. Ejemplo 1: Digamos que usted ha golpeado un mueble en su casa y ha levantado un poco de su pintura. En un momento de inspiración genial, a usted se le ocurre que en vez de llevar el mueble al carpintero o tratar de pintarlo por completo usted mismo, quizá funcione bien usar un un marcador o plumón del mismo color de la pintura. Usted busca en su escritorio pero no encuentra nada similar. Se le ocurre otro lugar, y va al cuarto de su hijo, busca entre sus útiles y encuentra un par de marcadores que le pueden servir. Prueba el primero y ¡Eureka! Funciona perfecto. El mueble queda como nuevo. ¡Perfecto! Usted ha tenido un momento de genialidad y un momento de verdad impecables. La probabilidad de que sus visitantes (o su cónyuge) noten el daño antes del próximo trasteo es muy baja. Usted es doblemente genial
Ahora vemos el otro ejemplo. Ejemplo 2: Digamos que, ante tanta preocupación de todos los clientes de su restaurante por el medio ambiente, a usted se le ha ocurrido una idea que le parece perfecta: reemplazar toda su vajilla por elementos hechos de papel y, en vez de lavarlos, usarlos en un proyecto especial para convertirlos en abono que se usará para ayudar a mantener el parque del barrio. ¡Triplemente genial! Pero ahora debe pasar al momento de la verdad. Se pone manos a la obra para ejecutar su idea. Debe hacer muchos prototipos y pruebas. En su proceso de ejecución usted se encuentra con innumerables problemas que no había previsto: Las cucharas de cartón alteran el sabor de su afamada sopa campesina, la gente empieza a percibir que su menú debería ser más económico (les parece que un restaurante prestigioso no sirve su comida en platos de papel), los cuchillos de papel simplemente no cortan la carne, etc. En un par de semanas usted ha abandonado su proyecto. Simplemente era un sueño bonito pero inviable. Lo único que le amarga a usted su tranquilidad como innovador es que unos meses después, ve en las noticias que un restaurante, en el norte de la ciudad, ha anunciado que toda su vajilla es hecha de papel…
¿Por qué tantas ideas se quedan en el momento genial y nunca llegan a completar exitosamente el momento de la verdad?
Por que ser genial una vez te hace sentir como un Arquímedes encontrando una solución perfecta. Te hace sentir casi que jugando. Tener que ser genial muchas veces sobre un mismo proceso te hace sentir, mmm, bueno, pues… trabajando.
¿Trucos para mejorar el desempeño en los momentos de verdad?
1. Extienda el momento de genialidad. Si se aprovecha el momento de lucidez y “adrenalina creativa” en que se ha generado la idea genial para imaginar la forma en que se puede ejecutar, se lograrán resolver muchos de los desafíos que pueden desanimar a los ejecutores posteriormente.
2. Zapatero a sus zapatos.  Hay personas perfectas para los momentos de genialidad y perfectas para los momentos de la verdad. El mismo que genera la idea genial no necesariamente es el mismo que la ejecuta. Haga equipos que tengan ambos perfiles
3. Siga jugando. Mantenga la emoción de ejecutar la idea genial poniendo hitos intermedios que dejen ver el progreso y conviértalo en un proyecto colaborativo que todos entienden y quieren.

Acción día 5

Piense en un propósito que tiene para el próximo año. Piense detalladamente cada uno de los pasos que seguirá para ejecutarlo. Ahora tome cada paso y pregúntese. ¿Cómo puedo hacer este paso, este solo paso, de una manera genial? ¿Nunca vista? ¿Increíblemente eficiente? ¿O Divertida?
Luego pase al siguiente paso…
Día 4
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