«¡Que le corten la cabeza!»
En la magnífica novela de fantasía Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, la Reina de corazones es un personaje que se ofende con mucha facilidad y cuando alguien la desobedece, pronuncia su conocida sentencia “¡Que le corten la cabeza!”.
Recuerdo la historia de una joven que tenía por costumbre cortar la cabeza del pescado que iba a freír en la sartén. No importaba si el pescado era grande o pequeño, a todos les cortaba la cabeza. Un día la joven le pregunta a su madre ¿Por qué siempre hemos cortado la cabeza de los pescados? La madre, quien le había enseñado esta práctica, nunca se lo había cuestionado y respondió “Lo aprendí de la abuela”.
Madre e hija un tanto curiosas por saber el origen de esta práctica, deciden preguntarle a la abuela. Con tono sereno ella responde “Hubo una época bastante pobre para nosotros, en casa sólo teníamos una pequeña sartén que usábamos para todo. El abuelo traía pescados que eran más grandes que la sartén y les cortaba la cabeza para que fuera más fácil prepararlos”. Sin embargo, ahora que lo pienso “Aun cuando pudimos comprar sartenes más grandes, seguimos con la costumbre de cortar la cabeza de los pescados”, afirmó la abuela.
Con similitud en nuestras vidas, cada uno de nosotros ha aprendido formas de hacer las cosas y de actuar frente a diversas situaciones. Son compartimientos aprendidos o heredados que incorporamos y con la repetición se convierten en hábitos y costumbres que se reflejan en nuestra forma de pensar, sentir y hacer las cosas.
Un paradigma:
Es un modelo, patrón o ejemplo que debe seguirse en determinada situación y que nosotros aceptamos sin ser cuestionado. Por tal motivo, se puede convertir en una regla intocable que nos limita a la hora de enfrentar el cambio o innovar y sin darnos cuenta caemos en la trampa de transitar por caminos y soluciones familiares. Podríamos afirmar que, ante esta situación, nuestra mente es un tanto perezosa porque tiende a escoger las rutas conocidas y se resiste a explorar nuevos caminos.
La mayor parte del tiempo y sin que seamos plenamente conscientes, nuestra mente va a tratar de convencernos de dejar las cosas como están. Nuevamente prevalece la resistencia al cambio. Además, nos limitamos pensando que, sí ha existido algo que ha funcionado, será difícil cambiar el patrón y optamos por lo que parece más cercano, familiar o ya conocido.
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Lo interesante acerca de esto, es que podemos usar un paradigma como posible fuente para la identificación de oportunidades de innovación. Es decir, podemos tomar como punto de partida un paradigma o creencia sobre el cual se basa una empresa (e incluso una persona), para retarlo y generar soluciones inesperadas.
El quid del asunto está en que podemos recurrir a la Reina de corazones, como una poderosa e interna voz que nos impulse a cortar con paradigmas o hábitos que durante mucho tiempo han limitado nuestro crecimiento, animándonos a cuestionarnos y proclamando enérgicamente como sentencia “¡Que le corten el paradigma!”.
La exploración de los paradigmas como estrategia para identificar oportunidades de innovación inicia con un breve listado, a manera de diagnóstico, de todos los factores o supuestos sobre los que funciona la empresa, los competidores e incluso el sector. Se trata momento de análisis clave para preguntar, indagar y revisar cuidadosamente hasta descubrir a qué cortarle la cabeza.
Incluso si estamos proponiendo o generando ideas, también podemos usar los paradigmas como un criterio de evaluación para la selección de ideas. Se trata de un filtro que puede aplicarse, planteando una sencilla pero potente pregunta: ¿Cuál es el paradigma que estamos retando con esta idea? Es muy probable que usted descubra que, aunque le guste una idea, ésta no es lo suficientemente potente o atractiva, pero ¿Por qué? ¡Porque en esencia, la idea no desafía, no reta, ni cuestiona un paradigma, un hábito o creencia!
Las oportunidades de innovación no se encuentran en las ideas, subyacen en el paradigma o creencia que se retan a través de ellas. Es un ejercicio que podemos repetir y repetir hasta forzar la mente a encontrar ideas que estén por fuera de las limitaciones de nuestro pensamiento.
De modo, que podríamos adoptar a la reina de corazones como la guía para retar paradigmas y no dejar que los programas mentales o creencias que le hacen valorar lo que ya ha funcionado, se ejecuten sin antes haber identificado un paradigma al cual cortarle la cabeza. ¡Larga vida a la reina!
Nelson Mora
Experto en innovación y emprendimiento
Diseñador Gráfico de la Universidad Nacional, especialista en Mercadeo Estratégico del CESA. Master en Gestión de la Innovación de la Universidad de Barcelona. Experiencia en metodologías de Design Thinking, Lean Launch Pad y programas orientados a la gestión, formación y promoción de la cultura del emprendimiento y la innovación.
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