Innovena Día 7

Día séptimo

Consideraciones para el séptimo día:
Inicialmente habìa un problema
No parecìa haber soluciòn a la vista. Era un problema insolucionable.
Nadie quería ponerse en la inùtil tarea de probar soluciones.
Ocasionalmente alguien proponìa alguna soluciòn, pero esperaba que otro la aplicara.
Viendo la desperaciòn e impotencia de todos
Alguien intentò una soluciòn nueva.
Como era de esperarse, esa idea no funcionò.
Ideas nuevas nunca funcionaban. Era una pèrdida de tiempo, decìan todos. Sin embargo,
Otra cosa pensaba el ideador. Porque ahora que lo habìa intentado una vez
No iba a dejar de intentarlo…

Acción día 7

3 cosas nuevas. Trate, durante lo que que queda del día, de alterar la forma como se hacen tres cosas. Conviértase en el anarquista de la familia o del trabajo. Intente cambiar la forma como se hacen tres cosas que involucren a otras personas. Si todas le han salido bien, significa que no está siendo tan anarquista. Trate nuevamente.
Día 6
Día 8

Innovena Día 72020-12-15T08:55:32-05:00

Innovena Día 6

Día sexto

Consideraciones para el sexto día:
La innovación es un regalo.
En navidad damos regalos.
La innovación es uno de los mejores.
Estar al lado de una persona innovadora es una experiencia fabulosa.
Por estas tres razones
1. Siempre tiene formas nuevas de hacer todo. Cuando le funcionan sus ideas suele cambiar la forma como hacemos las cosas. Y cuando no… al menos es una fuente inacabable de anécdotas.
2. Los innovadores son la última esperanza de la humanidad. Quizá suene un poco exagerado, pero la solución de los grandes problemas de la sociedad requieren un montón de innovación. Necesitaremos muchísima creatividad, una gran flexibilidad y un nivel de ejecución excepcional.
3. Los innovadores suelen ser personas felices. Su optimismo es fundamental para mantener el ánimo arriba. Muchos de sus amigos son “innovadores por contagio”
A la hora de hacer propósitos, uno de ellos debería ser lograr que en cada equipo haya, por lo menos, un innovador.

Acción día 6

Conviértete en el innovador de tu grupo. ¿Cómo puedes hacerlo? ¿Qué deberías hacer cada día?
Día 5
Día 7

Innovena Día 62020-12-15T08:55:06-05:00

Innovena Día 5

Día quinto

Consideraciones para el quinto día:
Hay dos momentos para la creatividad:
Momento de la genialidad: Cuando se nos ocurre una ideas para solucionar el problema
Momento de la verdad: Cuándo generamos ideas para ejecutar esa solución que se nos ocurrió en el momento de genialidad.
Vemos dos ejemplos. Ejemplo 1: Digamos que usted ha golpeado un mueble en su casa y ha levantado un poco de su pintura. En un momento de inspiración genial, a usted se le ocurre que en vez de llevar el mueble al carpintero o tratar de pintarlo por completo usted mismo, quizá funcione bien usar un un marcador o plumón del mismo color de la pintura. Usted busca en su escritorio pero no encuentra nada similar. Se le ocurre otro lugar, y va al cuarto de su hijo, busca entre sus útiles y encuentra un par de marcadores que le pueden servir. Prueba el primero y ¡Eureka! Funciona perfecto. El mueble queda como nuevo. ¡Perfecto! Usted ha tenido un momento de genialidad y un momento de verdad impecables. La probabilidad de que sus visitantes (o su cónyuge) noten el daño antes del próximo trasteo es muy baja. Usted es doblemente genial
Ahora vemos el otro ejemplo. Ejemplo 2: Digamos que, ante tanta preocupación de todos los clientes de su restaurante por el medio ambiente, a usted se le ha ocurrido una idea que le parece perfecta: reemplazar toda su vajilla por elementos hechos de papel y, en vez de lavarlos, usarlos en un proyecto especial para convertirlos en abono que se usará para ayudar a mantener el parque del barrio. ¡Triplemente genial! Pero ahora debe pasar al momento de la verdad. Se pone manos a la obra para ejecutar su idea. Debe hacer muchos prototipos y pruebas. En su proceso de ejecución usted se encuentra con innumerables problemas que no había previsto: Las cucharas de cartón alteran el sabor de su afamada sopa campesina, la gente empieza a percibir que su menú debería ser más económico (les parece que un restaurante prestigioso no sirve su comida en platos de papel), los cuchillos de papel simplemente no cortan la carne, etc. En un par de semanas usted ha abandonado su proyecto. Simplemente era un sueño bonito pero inviable. Lo único que le amarga a usted su tranquilidad como innovador es que unos meses después, ve en las noticias que un restaurante, en el norte de la ciudad, ha anunciado que toda su vajilla es hecha de papel…
¿Por qué tantas ideas se quedan en el momento genial y nunca llegan a completar exitosamente el momento de la verdad?
Por que ser genial una vez te hace sentir como un Arquímedes encontrando una solución perfecta. Te hace sentir casi que jugando. Tener que ser genial muchas veces sobre un mismo proceso te hace sentir, mmm, bueno, pues… trabajando.
¿Trucos para mejorar el desempeño en los momentos de verdad?
1. Extienda el momento de genialidad. Si se aprovecha el momento de lucidez y “adrenalina creativa” en que se ha generado la idea genial para imaginar la forma en que se puede ejecutar, se lograrán resolver muchos de los desafíos que pueden desanimar a los ejecutores posteriormente.
2. Zapatero a sus zapatos.  Hay personas perfectas para los momentos de genialidad y perfectas para los momentos de la verdad. El mismo que genera la idea genial no necesariamente es el mismo que la ejecuta. Haga equipos que tengan ambos perfiles
3. Siga jugando. Mantenga la emoción de ejecutar la idea genial poniendo hitos intermedios que dejen ver el progreso y conviértalo en un proyecto colaborativo que todos entienden y quieren.

Acción día 5

Piense en un propósito que tiene para el próximo año. Piense detalladamente cada uno de los pasos que seguirá para ejecutarlo. Ahora tome cada paso y pregúntese. ¿Cómo puedo hacer este paso, este solo paso, de una manera genial? ¿Nunca vista? ¿Increíblemente eficiente? ¿O Divertida?
Luego pase al siguiente paso…
Día 4
Día 6

Innovena Día 52020-12-15T08:54:50-05:00

Innovena Día 4

Día cuarto

Consideraciones para el cuarto día:
Saque las ideas de su cabeza
Si alguna vez está tratando de identificar una oportunidad para innovar. Saque las ideas que tiene en su cabeza. Y también cada idea que se le vaya ocurriendo. Sáquelas de su cabeza. Póngalas en un papel o grábelas en su teléfono. Use el medio que prefiera pero sáquelas de su cabeza y olvídelas.
¿Por qué?
Porque las ideas obligan a pensar en ellas. Y distraen de la realidad.
Digamos que usted va al parque y ve que las personas comen Donuts pero se ensucian mucho. Inmediátamente, a su cabeza viene una idea para solucionar eso. Digamos que usted se imagina un empaque para Donuts que evita que quien la come se ensucia. Es una buena idea, probablemente. Sin embargo esa idea ha matado todo el proceso innovador.
Usted ya no ve ninguna otra necesidad de las personas. Por todas partes ve que las personas están sucias luego de comer su Donut de chocolate. ¡Suciedad! ¡Suciedad! La realidad le confirma lo que usted quiere que le confirme. Esto hace que usted no vea otras necesidades. Quizá las personas tienen una necesidad más importante que es deshacerse de la servilleta que han usado mientras comen la Donut. O tienen cargo de conciencia porque se están comiendo esa deliciosa Donut a pesar de las recomendaciones de su médico. O…   Todas estas necesidades desaparecen. Ninguna existe más para usted. Solo la terrible suciedad. Y hay alguna buena probabilidad de que alguna de estas otras necesidades sea más importante o provea una mejor oportunidad para un nuevo producto o servicio. Pero usted ya no las verá. Porque su idea le ocupa toda su atención.
De hecho, su obsesión por la recién descubierta oportunidad, le podría impedir descubrir que no hay tal. Que la gente está perfectamente feliz ensuciándose al comer su Donut. Que sienten que es parte del ritual “Dunístico”. Y que con una simple servilleta se soluciona la cosa. Pero usted no ve eso. Usted está seguro (por que su idea piensa por usted), que la gente está inconforme, estresada, desesperada, con el aspecto higiénico de la situación.
Adicionalmente, usted debe saber que las ideas son tremendamente celosas. Una vez una idea se apodera de su cerebro, no va a dejar tan fácilmente que entre ninguna otra. ¿Para qué molestarse en pensar otras ideas, si ya tengo la idea perfecta? Así que esas otras posibles soluciones para evitar que la gente se ensucie, nunca llegarán a su cabeza.
Como ve, tener una buena idea puede matar la innovación.
¿Y qué se puede hacer?
Primero, mantener la actitud desconfiada del buen innovador. No asumir que la interpretación propia es la misma del usuario. Recordar que lo que a uno le puede parecer algo inaceptable, al otro le puede parecer algo deseable. Que los marcos y criterios de evaluación de cada momento son personales y particulares.
Segundo, sacar las ideas. Tan pronto como aparecen. Ponerlas en la libreta de “Ideas geniales”, ponerlas en su “Papareto”. Esto logra que se haga espacio en el cerebro para nuevas ideas.

Acción día 4

Tome una hoja de papel normal y dóblela en 4 partes. Póngala en su bolsillo o en su cartera. Será lo que llamamos los Brainers, un Papareto. Un Papareto es la combinación de las palabras Papel (para anotar las ideas) y Pareto (El apellido del señor italiano que popularizó eso de que el 20% de las causas producen el 80% de los resultados).  Utilice su Papareto para sacar las ideas de su cabeza. Escríbalas allí (desdoblando la hoja para anotarlas con detalle) encerradas en círculos (Evite hacer una ordenada lista de ideas, cada una de ellas precedida de un guión). Cada 2 o 3 días, revise su Papareto y pregúntese cuál de las cosas anotadas allí le pueden incrementar en un 80% su efectividad para conseguir sus objetivos.
Día 3
Día 5

Innovena Día 42020-12-15T08:54:29-05:00

Innovena Día 3

Día tercero

Consideraciones para el  tercer día:
¿Saben qué es un PIN? Es una palabra que hemos inventado para resumir tres cosas que debe andar buscando todo buen innovador: Problemas, Insights o Necesidades.
¿Por qué son importantes los Pines? Porque el espíritu de la innovación está más en las preguntas que en las respuestas. Es decir, un buen innovador es alguien que sobresale por su capacidad para identificar las verdaderas causas de los problemas o las verdaderas motivaciones de las personas?
¿Por qué hablamos de “verdaderas” causas o “verdaderas” motivaciones? Porque cuando queremos resolver un problema, es probable que lo que vemos en la superficie no sea el verdadero problema. Si un niño tiene dolor de garganta, lo más importante no es tratar el dolor de garganta sino determinar si se trata una faringitis que debe ser tratada con antibióticos (para matar unos bichos que no se ven fácilmente). Si se trata la infección, el dolor de garganta, eventualmente desaparecerá. Si no se trata la infección, así se usen calmantes para el dolor, la situación puede empeorar. En el caso de los procesos de innovación, identificar las causas del problema es un paso fundamental. ¿Y por qué hablamos de “verdaderas” motivaciones? Porque cuando se involucran a las personas, es importante que se tenga en cuenta sus deseos, temores, frustraciones y demás plétora de necesidades emocionales. Sin embargo, no es fácil conocer las emociones que llevan a una persona a hacer o dejar de hacer algo. Si uno está tratando de solucionar un problema de una comunidad, la solución no debe solamente cumplir los requerimientos técnicos (construir un parque que cumpla las normativas de seguridad, por ejemplo) sino también las necesidades emocionales (muchas de ellas de caracter social). Como por ejemplo: ¿Qué significa el parque para cada personas? ¿Qué temores siente una madre cuando piensa en dejar ir a su hijo al parque? Y lo más complicado es que las necesidades emocionales no siempre están en el nivel consciente. Esto hace que averiguarlas no sea una simple tarea de preguntarles a los involucrados. Hay que “leer entre líneas”. Hay que atar cabos. Hay abrir canales de comunicación más informales, más cercanos, más cálidos y seguros. Con canales así, las personas se abren y cuentan sus historias. Y allí, escondidas en las historias, están las motivaciones.
Y una vez, identificadas las verdaderas causas o las verdaderas motivaciones, podemos, ahora sí, buscar buenas ideas para nuestra innovación genial.

Acción día 3

Juegue a ser Sherlock Freud. Sherlock Freud es un personaje especial. Es una mezcla de detective con sicólogo.
Para jugar a ser Sherlock Freud, aproveche los momentos en los que esté reunido con otras personas y busque identificar emociones que sean importantes para ellos. Para hacer esto, hable con ellos y llévelos a que le cuenten historias de su vida, que hayan sido significativas. Escuche cuidadosamente e identifique emociones fuertes que le hayan podido marcar. Ahora trate de imaginar (¿Entender?) de qué manera esas emociones siguen presentes en la forma como esta persona toma decisiones cotidianas hoy en día. ¿Están presentes esas emociones en el momento en que esta persona ha decidido a cuál colegio enviar a sus hijos? ¿En el tipo de cerradura que ha instalado en su casa? ¿En el tipo de publicaciones que hace en sus redes sociales? ¿En…
Día 2
Día 4

Innovena Día 32020-12-15T08:54:12-05:00

Innovena Día 2

Día segundo

Consideraciones para el segundo día:
Si vamos a ser súper-innovadores, tendremos que ser mejores en cada elemento de la innovación. Y el primero de ellos es la capacidad estratégica para enfocar la innovación. Esto quiere decir, simplemente, ser mejores en entender en dónde enfocar nuestra energía creativa. Debemos ser buenos en identificar cuál problema solucionar antes que cualquier otro.
Los innovadores son tremendamente enfocados. Saben que no tienen energía creativa (ni recursos, ni tiempo) para encontrar soluciones geniales para varios problemas al mismo tiempo. Saben que la razón para esto es que gran parte de las ideas salen de esa capacidad que tiene el cerebro (personal y colectivo) de “rumiar” el problema. Es decir, esa capacidad que tiene el cerebro para seguir trabajando, de manera inconsciente, en el problema. Esta es la capacidad que nos hace gritar “Eureka” en mitad de una película o mientras tomamos una ducha, porque hemos encontrado la solución al problema que nos ocupa.
Y eso no es posible, si estamos cambiando al cerebro de prioridad a cada momento. El proceso de procesar inconscientemente el problema y buscar soluciones en cada cosa que vemos a nuestro alrededor se rompe. Debemos empezar a ser mono-innovadores. Así que hay que ser muy buenos escogiendo UN solo problema para ocupar a nuestro cerebro. Pero ese problema no puede ser cualquier problema…

Acción día 2

Dedique el día de hoy a tratar de responder estas preguntas:
¿Cuál problema podría resolver (o hacer desaparecer) que, resolviendo ese, se desaparezcan otros más?
¿Solucionando cuál problema sería más… (feliz, famoso, rico, cualquiera que sea su medida de satisfacción)?
Día 1
Día 3

Innovena Día 22020-12-15T08:53:32-05:00

Innovena Día 1

Día primero

Consideraciones para el primer día:
Innovar es una forma de vida. Innovar significa buscar caminos nuevos para resolver problemas importantes y ponerse manos a la obra para recorrer esos caminos. Y eso, justamente es lo que hacemos cada día, cada vez que enfrentamos un problema. Entonces, si innovar es lo que hacemos cada día y ya lo sabemos hacer bien ¿Por qué hay cursos de innovación? ¿Por qué hay expertos diciendo que debemos aprender a innovar?
Es un error decir que debemos aprender a innovar. Ya somos grandes innovadores. Cada uno de nosotros.
Sin embargo, sí hay que MEJORAR RADICALMENTE nuestras habilidades para innovar.
¿Por qué?
Porque los problemas que enfrentamos actualmente son mucho más demandantes y porque los estándares con los que queremos resolverlos son mucho más altos.
Queremos cuidar la naturaleza, pero cada vez hay más personas en el mundo que necesitan un lugar dónde vivir.
Queremos que todas las personas tengan un nivel de vida satisfactorio, pero lo que se considera nivel de vida satisfactorio es cada vez más demandante. Hace unos años, una persona con cierta enfermedad no tenía mucha esperanza de vida. Ahora necesitamos ser curados de esa enfermedad rápidamente. Hace algunos años, estaba bien si un par de niños vivían sin noticias de su padre durante algunos años, mientras él terminaba su trabajo como marinero en alguna expedición. Hoy eso no está nada bien. Hace algunos años, era normal que una familia no tuviera agua en su casa. Ahora no es admisible.
Con esta realidad, tendremos que pasar de ser innovadores a ser súper-innovadores.
¿Y cómo podemos incrementar radicalmente nuestras capacidades para innovar?
Tenemos nueve días para hacerlo…

Acción día 1

Usted ha sido un innovador sobresaliente. Es el momento de reconocerlo. Haga una revisión de su pasado innovador. Reconozca algunos de los momentos en los que ha sido particularmente creativo y ha logrado resolver un problema demandante de una forma original y elegante. Ya sea en su casa, con su familia, o en el trabajo, en su actividad productiva. Analice esa situación y trate de identificar qué situación o elemento despierta su creatividad. Responda: ¿Que hace que yo sea creativo?
Recuerde – Reconozca.
Día 2

Innovena Día 12020-12-15T08:53:52-05:00

¿Agregar valor? Mmm… hay una ruta mejor…

 

Incrementar el valor de mi producto para vender más.

 

Encontrar formas de agregar valor a un producto es una de las acciones recomendadas por muchos expertos para asegurar más ventas o más fidelidad de los clientes. Pero no siempre es una forma eficiente para lograr estos resultados. Como el título dice, hay una ruta mejor. Esa ruta mejor es incrementar valor.

Y acaso ¿No es lo mismo?  

No necesariamente. Veamos.

Cuando se habla de “agregar valor a los productos, en muchos casos estamos hablando de ofrecer más cosas al cliente. Probablemente nos referimos a alguna de estas acciones:

  1. Agregar más funciones o beneficios.
  2. Regalar algo extra (quizá un servicio adicional)
  3. Dar más por menos (quizá ofrecer combos que salgan más económicos al cliente)

Pero estas acciones tienen un problema intrínseco: normalmente están asociadas con mayor gasto de recursos. 

¡Claro que podemos entregar un teléfono con mayor memoria! Pero eso cuesta (dinero).

¡Claro que podemos abrir personalmente la puerta de nuestro restaurante y saludar a cada cliente! Pero eso cuesta (tiempo).

¡Claro que podemos diseñar una etiqueta personalizada para agregar a cada producto! Pero eso cuesta (dinero y tiempo).

De manera que cuando se habla de agregar valor, suele significar: hagamos un producto más robusto, más sofisticado o con más funciones (lo que no necesariamente significa más funcional), o regalemos cosas extra por el mismo precio.

Es claro que esta ruta hace más atractivo un producto. Pero suele ir en contra del negocio, ya sea porque aumenta los costos, o porque hace el producto más difícil de vender al aumentar su precio.

 

Y lo paradójico es que, muchas veces, al agregar valor a un producto, se lo disminuimos.

¿Cómo es esto posible?

 

Imagine que yo vendo hamburguesas. Y que para diferenciarme en el mercado, decido que voy a incluir un postre con cada hamburguesa que vendo. He aumentado el valor de mi oferta a ojos del cliente ¿Cierto? Ahora no solo recibe la misma hamburguesa de antes sino que recibe algo adicional. En este sentido, el cliente debe estar feliz. 

Pero… ¿Qué pasa con la imagen que el cliente tiene de mi producto? Es posible que, en la mente del cliente, un hamburguesa que necesita de un regalo para poderse vender, no sea una hamburguesa de primer nivel. Es bastante probable que, a pesar de ser un gran producto, nuestra hamburguesa sea ahora percibida como un producto promedio.

 

Puede ser interesante: Inteligencia creativa

 

¿Hay alguna alternativa para aumentar el valor de un producto sin “agregarle” cosas?

Si. Justamente de eso hablamos hoy.

Podemos llamar a esa alternativa: INCREMENTAR VALOR.

¿Qué quiere decir?

Quiere decir que podemos dar una mirada diferente al producto y re-posicionarlo.

¿Cómo se hace esto? Veamos dos rutas…

 

 

 

En la primera ruta lo que hacemos es comenzar por “re-conocer” nuestro producto. Esto quiere decir hacernos preguntas sobre la naturaleza de nuestro producto y lo que realmente el cliente busca al comprarlo. Son preguntas como: 

 

¿Qué es lo que el cliente compra cuando compra un traje además de poder vestirse?

¿Qué es lo que el cliente compra cuando compra una hamburguesa además de quitarse el hambre?

¿Qué es lo que el cliente compra cuando compra un plan turístico además de poder viajar?

 

Estas preguntas pueden parecer obvias pero tienen su truco. Cuando una persona compra un traje es obvio que compra algo para vestirse. Pero, como todos ustedes saben, nadie compra simplemente algo para vestirse. También compra algo que le haga sentirse bien consigo mismo, que realce su auto-estima, que disimule una que otra imperfección en su figura, que resalte aquellos aspectos positivos, que le haga sentir cómodo, pero también que le haga sentir importante, o atractivo, o interesante, o exitoso, o fuerte o…

A medida que profundizamos en las razones por las que un cliente compra nuestro producto, aparecen una nuevas y muy interesantes rutas para agregar valor. En vez de regalar una cartera con cada traje que compren, quizá debo regalar un poco más de “belleza”, “fortaleza”, “seguridad”, “éxito”, “aceptación” o cualquier otro de los componentes o atributos “escondidos” de nuestro producto. 

Este camino incrementa el VALOR real, ya que al no ser una adición externa (como en el caso del postro que regalamos con nuestra hamburguesa), hace intrínsecamente más valioso el producto. 

La tarea que usted, querido lector, tiene ahora es: 

Piense en su producto actual. Piense en todo aquello que el cliente realmente compra cuando lo compra. Esto le permitirá identificar los atributos o componentes “escondidos” del producto.

 

Acto seguido, hágase preguntas del estilo:

¿Cómo podría duplicar la cantidad de “Componente escondido No. 1” en mi producto?  (Repita la pregunta para cada uno de los otros componentes escondidos)

Con este corto proceso, puede descubrir formas de incrementar el valor del producto sin agregar costos ni afectar la imagen del mismo.

 

 

 

Experimentos interesantes de laboratorio han demostrado que las personas perciben el sabor de una comida dependiendo de:

– El momento en que la comen

– El precio que creen que costó

– El lugar en el que la comen

– La presentación del plato

Entre otras muchas variables.

 

¿Esto es posible? ¿Es posible que el sabor de algo mejore si creemos que costó más dinero? ¿Si estamos en un estado de ánimo óptimo? ¿Si los expertos lo recomiendan?

 

Si. Es posible. Y es muy frecuente

 

La pregunta que se nos debería ocurrir es: 

 

¿Este efecto puede ser utilizado a nuestro favor a la hora de incrementar el valor percibido de nuestro producto? ¿Podemos hacer que el cliente disfrute más nuestro producto y darle razones para sentirse orgulloso de haberlo comprado cambiando aspectos “accesorios”?

 

El poder de esta estrategia se entiende cuando recordamos que el valor es algo subjetivo. Cualquier producto que vendemos tiene un valor distinto para cada uno de los clientes (o posibles clientes). ¿Y de qué depende ese valor? Una buena parte depende de los atributos “duros” del producto: sus prestaciones, sus funciones, sus capacidades, sus beneficios. Pero otra parte importante depende de una valoración subjetiva que hacemos del mismo: las emociones que me produce la interfaz, la valoración de otros, el escenario que rodea la entrega y el uso, etc.

 

Es en este frente donde hay increíbles posibilidades para incrementar el valor percibido del producto. Las preguntas que nos pueden hacer encontrar rutas para este incremento son de este estilo:

¿Qué “trucos” puedo usar para que el cliente sienta que mi producto es algo increíble?

¿Cómo puedo hacer que mi producto valga el doble sin agregarle nada?

¿Cómo puedo hacer que mi cliente compre mi producto por “amor” y no por necesidad?

 

La tarea que le queda, querido lector, es hacer una sesión de ideación usando alguna o todas las preguntas anteriores u otras similares que se le ocurran. 

 

Puede ser interesante: 5 errores comunes al hacer una sesión de ideación

 

De esta sesión de ideación podrían salir formas innovadoras para incrementar el valor del producto. Formas que usted no ha previsto y que, probablemente, costarán muy poco. O nada.

 

 

 

 

Guillermo Solano

Director de Centro de innovación (www.centrodeinnovacion.com) y creador de la metodología WakeUpBrain para acelerar procesos de innovación usando juegos. Ha diseñado varios juegos comerciales y escribe en su blog www.jugarparainnovar.com

 

 

 

 

 


 

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¿Agregar valor? Mmm… hay una ruta mejor…2020-10-29T18:08:16-05:00

Inteligencia creativa

 

¿Por qué para algunas personas es tan fácil pensar de manera original y creativa cuando para otros resulta difícil y hasta molesto?

 

 

Actualmente a la mayoría de las personas les parece difícil generar ideas originales que la organización, su jefe y equipo esperan a la hora de solucionar un desafío, abordar cambios, crear nuevos productos o hacer su labor de manera más eficiente. He escuchado decir a las personas frases como: “A mí no se me ocurre nada creativo”, “mis ideas siempre son las mismas”, “no sé cómo salirme de la caja” o “yo soy muy cuadriculado”.

He conocido muchas personas, equipos de trabajo en organizaciones grandes, pequeñas, públicas y privadas, he trabajado con emprendedores y en estas experiencias haciendo innovación y usando el pensamiento creativo, he observado diferentes estilos de pensamiento y la facilidad o dificultad con la que las personas abordan una situación, problema o reto.

 

Durante la experiencia de hacer sesiones de ideación, crear procesos de innovación y generar ideas geniales me ha surgido la pregunta:

¿Por qué para algunas personas es tan fácil pensar de manera original y creativa cuando para otros resulta difícil y hasta molesto?

 

La inteligencia creatividad es aquella capacidad cognitiva usada para resolver de manera diferente las situaciones, problemas, retos o para la creación de nuevas cosas, es decir, que recurrimos a la creatividad cuando la solución a algo no está en el repertorio comportamental o en la memoria y por tanto se debe recurrir a nuevas fórmulas. La capacidad creativa recurre a la imaginación, a la anticipación para prever la solución y sus posibles consecuencias o impacto.

Contrario, antagónico al pensamiento creativo, encontramos el pensamiento lógico que por años ha sido el centro de la educación tradicional, con este estilo se sigue fórmulas y patrones ya conocidos, como ya son conocidos tenemos la tendencia a repetirlos, porque nuestro cerebro se siente seguro, no hay riesgo de ningún tipo y no gasta más energía de la necesaria. Sin embargo, los nuevos retos del mundo contemporáneo requieren soluciones originales e impactantes, que incluyan también componentes emocionales. Las organizaciones ya no contratan solo por hacer las cosas bien, ahora les interesa que las hagamos diferentes.

 

 

¿Cómo podemos pensar creativamente? ¿En qué condiciones se es creativo y qué procesos mentales hacen surgir la creatividad?

 

 

Algunas variables que he observado y he leído que hacen que una persona despierte su estilo creativo más que otras personas son:

 

 

  1. El conocimiento que se tiene de la situación que se quiere resolver, debe ser exhaustivo y se debe tener la capacidad de usarlo de manera flexible. La atención es un proceso cognitivo básico para mantener a la persona centrada, con un foco en un mismo tema para obtener mayor conocimiento y experiencia.
  2. Romper patrones, es decir auto-instruirnos para darnos la oportunidad de volver a pensar, quizá de irnos a los extremos e imaginarnos que podría pasar si lo hacemos diferente. Romper normas y hábitos, alejarnos de lo convencional para guiar nuestros pensamientos por circuitos neuronales diferentes. He conocido personas que a mi parecer son altamente creativas y siempre se están preguntando como modificar, genializar el modelo que construyeron hace 3 meses. No se cansan de reinventar, de experimentar con nuevas ideas, de jugar y darse la oportunidad de probar nuevas cosas.
  3. Predisposición para asumir riesgos, esta es la capacidad para moverse cómodamente en situaciones de ambigüedad, asumen los riesgos como desafíos y les apasiona resolverlos así no tengan tan claro el impacto de su idea, les encanta ver los resultados y aprender de ellos.
  4. Son exploradores, se aburren rápidamente de lo mismo, quieren vivir nuevas experiencias, descubrir nuevos caminos, se proponen nuevos retos. Tienen amplitud de intereses y la curiosidad es la zanahoria que los moviliza.
  5. La imaginación, las personas muy creativas son capaces de vivir muchas experiencias y con intensidad. Visualización historias plausibles, futuras, que quieren hacer realidad, sin limitaciones, ni censuras. La imaginación es el laboratorio de sus ideas.
  6. Flexibilidad de pensamiento, las personas creativas tienen la habilidad de solucionar desafíos desde diferentes perspectivas, desde distintas áreas del conocimiento, esta flexibilidad hace que las personas generen ideas originales, se adapten fácilmente a diversas situaciones, contextos o ideas y aumenten la posibilidad de acierto.

 

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Y…¿Qué pasa en el cerebro de las personas que no se sienten tan creativas?

 

A las personas que no se sienten tan creativas, les suele suceder que invalidan sus ideas, que las juzgan y prefieren callar por que las consideran poco originales, no se dan la oportunidad de expresar lo que piensan, pueden ser muy exigentes y considerar que deben crear algo mejor.

Es posible que las personas que se sienten poco creativas estén solucionando un problema aburrido, un problema que no les apasiona y del que posiblemente saben poco. O estén preocupados por el riesgo que pueden correr si sus proyectos no salen como se esperan y sienten temor o estrés. Una situación así puede hacer muy difícil la labor de pensar de creativamente.

Realizar cambios en nuestras practicas habituales, en nuestras costumbres, en la forma en que hacemos siempre las cosas, sea en casa, en nuestra oficina, nos ayuda a ser mucho más libres, fomenta la reflexión, promueve nuestra autoestima, nuestra actitud exploradora, y facilita la transformación hacia un estilo más creativo.

 

En el próximo artículo profundizaré en el cerebro creativo…

 

 

Paola Angel

Psicóloga especialista en gerencia en gestión humana y desarrollo organizacional. Coordinadora y consultora metodológica reconocida internacionalmente por sus aportes al desarrollo de la cultura de innovación en las organizaciones.

Dirige “cerebros”, institución que ha promovido el diseño de juegos que refuerzan las capacidades del cerebro. Autora del libro «Gimnasio cerebral».

 

 

 


 

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Inteligencia creativa2020-06-26T17:04:23-05:00

Los paradigmas y la innovación

 

«¡Que le corten la cabeza!»

En la magnífica novela de fantasía Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, la Reina de corazones es un personaje que se ofende con mucha facilidad y cuando alguien la desobedece, pronuncia su conocida sentencia “¡Que le corten la cabeza!”.

Recuerdo la historia de una joven que tenía por costumbre cortar la cabeza del pescado que iba a freír en la sartén. No importaba si el pescado era grande o pequeño, a todos les cortaba la cabeza. Un día la joven le pregunta a su madre ¿Por qué siempre hemos cortado la cabeza de los pescados? La madre, quien le había enseñado esta práctica, nunca se lo había cuestionado y respondió “Lo aprendí de la abuela”.

Madre e hija un tanto curiosas por saber el origen de esta práctica, deciden preguntarle a la abuela. Con tono sereno ella responde “Hubo una época bastante pobre para nosotros, en casa sólo teníamos una pequeña sartén que usábamos para todo. El abuelo traía pescados que eran más grandes que la sartén y les cortaba la cabeza para que fuera más fácil prepararlos”.  Sin embargo, ahora que lo pienso “Aun cuando pudimos comprar sartenes más grandes, seguimos con la costumbre de cortar la cabeza de los pescados”, afirmó la abuela.

Con similitud en nuestras vidas, cada uno de nosotros ha aprendido formas de hacer las cosas y de actuar frente a diversas situaciones. Son compartimientos aprendidos o heredados que incorporamos y con la repetición se convierten en hábitos y costumbres que se reflejan en nuestra forma de pensar, sentir y hacer las cosas.

 

 

Un paradigma:

Es un modelo, patrón o ejemplo que debe seguirse en determinada situación y que nosotros aceptamos sin ser cuestionado. Por tal motivo, se puede convertir en una regla intocable que nos limita a la hora de enfrentar el cambio o innovar y sin darnos cuenta caemos en la trampa de transitar por caminos y soluciones familiares. Podríamos afirmar que, ante esta situación, nuestra mente es un tanto perezosa porque tiende a escoger las rutas conocidas y se resiste a explorar nuevos caminos.

La mayor parte del tiempo y sin que seamos plenamente conscientes, nuestra mente va a tratar de convencernos de dejar las cosas como están. Nuevamente prevalece la resistencia al cambio. Además, nos limitamos pensando que, sí ha existido algo que ha funcionado, será difícil cambiar el patrón y optamos por lo que parece más cercano, familiar o ya conocido.

 

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Lo interesante acerca de esto, es que podemos usar un paradigma como posible fuente para la identificación de oportunidades de innovación. Es decir, podemos tomar como punto de partida un paradigma o creencia sobre el cual se basa una empresa (e incluso una persona), para retarlo y generar soluciones inesperadas.

El quid del asunto está en que podemos recurrir a la Reina de corazones, como una poderosa e interna voz que nos impulse a cortar con paradigmas o hábitos que durante mucho tiempo han limitado nuestro crecimiento, animándonos a cuestionarnos y proclamando enérgicamente como sentencia “¡Que le corten el paradigma!”.

La exploración de los paradigmas como estrategia para identificar oportunidades de innovación inicia con un breve listado, a manera de diagnóstico, de todos los factores o supuestos sobre los que funciona la empresa, los competidores e incluso el sector. Se trata momento de análisis clave para preguntar, indagar y revisar cuidadosamente hasta descubrir a qué cortarle la cabeza.

Incluso si estamos proponiendo o generando ideas, también podemos usar los paradigmas como un criterio de evaluación para la selección de ideas. Se trata de un filtro que puede aplicarse, planteando una sencilla pero potente pregunta: ¿Cuál es el paradigma que estamos retando con esta idea? Es muy probable que usted descubra que, aunque le guste una idea, ésta no es lo suficientemente potente o atractiva, pero ¿Por qué? ¡Porque en esencia, la idea no desafía, no reta, ni cuestiona un paradigma, un hábito o creencia!

Las oportunidades de innovación no se encuentran en las ideas, subyacen en el paradigma o creencia que se retan a través de ellas. Es un ejercicio que podemos repetir y repetir hasta forzar la mente a encontrar ideas que estén por fuera de las limitaciones de nuestro pensamiento.

De modo, que podríamos adoptar a la reina de corazones como la guía para retar paradigmas y no dejar que los programas mentales o creencias que le hacen valorar lo que ya ha funcionado, se ejecuten sin antes haber identificado un paradigma al cual cortarle la cabeza. ¡Larga vida a la reina!

 

 

Nelson Mora

Experto en innovación y emprendimiento

Diseñador Gráfico de la Universidad Nacional, especialista en Mercadeo Estratégico del CESA. Master en Gestión de la Innovación de la Universidad de Barcelona. Experiencia en metodologías de Design Thinking, Lean Launch Pad y programas orientados a la gestión, formación y promoción de la cultura del emprendimiento y la innovación.

 

 

 


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Los paradigmas y la innovación2020-06-30T14:54:04-05:00